Salimos del coche algo dudosos, seguía lloviendo un poco, soplaba bastante pero a medida que vamos subiendo empieza a ir despejando el día, eso sí el viento parecía que cuanto más despejaba, más soplaba.

Arriba del todo no había quien parase quieto, te tiraba al suelo de la fuerza que tenía (anécdota, los bastones de Chorbo y mis gafas, Patabis, salieron volando, los pudimos recuperar).

Bajamos para Cebolledo pensando que estaríamos a sota vento y se estaría mejor.... no fue así, de hecho en Cebolledo le pegaba de lo lindo. Nada más llegar abajo, pieles y de vuelta para arriba. Cuando coronamos el viento ya amainaba y pudimos ya disfrutar de las vistas y de la bajada a Riopinos.

La estación estaba cerrada a causa del viento pero estaba pisado tanto Riopinos como Cebolledo con lo que, a la vista del tiempo y temperatura del día anterior, había pocas dudas en cuál era la mejor elección para poder esquiar bien.

El Chorbo, bien... parecía que le habían dado cuerda.